Empecemos por el principio, antes de hablar de Responsabilidad Social Tecnológica (RST) debemos conocer qué es la Responsabilidad Social Corporativa (RSC). Se trata de la contribución activa y voluntaria al mejoramiento social, económico y ambiental por parte de las empresas. Para la Organización Internacional del Trabajo (OIT) la responsabilidad social de la empresa es “el conjunto de acciones que toman en consideración las empresas para que sus actividades tengan repercusiones positivas sobre la sociedad y que afirman los principios y valores por los que se rigen, tanto en sus propios métodos y procesos internos como en su relación con los demás actores.” Es decir, la preocupación voluntaria de las empresas por la mejora de la sociedad relacionado con las acciones de la empresa.
Teniendo esto claro, podemos empezar a hablar de la Responsabilidad Social Tecnológica (RST), que es la contribución activa y voluntaria al mejoramiento social de las tecnologías por parte de las empresas, los investigadores, la administración y los propios usuarios. En este marco, la tecnología social se entiende como un movimiento social espontáneo que tiene como fin, fomentar el desarrollo y aplicación de conocimientos y tecnologías con fines netamente sociales, absolutamente pacíficos y opuestos a los objetivos comerciales o militares que determinan el actual avance y desarrollo tecnológico de la humanidad.
Desde estos fundamentos de RST se crea la Fundación Tecnológica Social (FTS) que es una organización sin ánimo de lucro, creada en abril de 2008 en Colombia, cuya misión es mejorar la accesibilidad y usabilidad de las tecnologías actuales y futuras, así como las de las telecomunicaciones para todas las personas en general, centrándose en las necesidades particulares de aquellas con diversidad funcional, mayor edad o situación de riesgo de marginación social, contribuyendo al incremento de la calidad de vida e integración social y productiva de todas las personas.
Su objetivo es considerar la tecnología como una herramienta al servicio de la sociedad, poner todo el empeño en que esta herramienta sea fácil de usar, abierta, sencilla y universal, con un diseño que cubra las necesidades de todos y que no excluya a nadie.
• El Segway para la ayuda en los desplazamientos de las personas.
• Los códigos QR, que son un sistema para almacenar información en una matriz de puntos o un código de barras bidimensional.
Por todo ello, no debemos considerar la Responsabilidad Social como un fin, como un desenlace, más bien es el camino por el que deben guiarse las acciones empresariales, de manera que no hay que verla como un gasto, sino como una inversión que ayuda a generar ganancias y utilidades. Cuando verdaderamente se adquiera conciencia de que la Responsabilidad Social es una inversión y que aporta ganancias (bien inmediatas o bien a corto/largo plazo) a la empresa, se habrá conseguido el propósito deseado, y es que los líderes de las empresas den prioridad en este campo. Una vez llegado a este punto, deberán buscar la forma de proyectar estas acciones mediante herramientas digitales, y para ello será indispensable poner en práctica la capacidad de innovar, ya que muchas empresas están muy puestas al día en este campo, y para diferenciarse se necesitan altas dosis de creatividad e innovación.
Dentro del OVTT creemos que es parte de su misión dar conocimiento a las empresas de la importancia de tener unas políticas de responsabilidad social empresarial y tecnológica que favorezcan su crecimiento y evolución respecto al resto, pero de una forma responsable y comprometida. En definitiva, ayudar al desarrollo sostenible desde todas y cada una de las entidades que tienen capacidad para hacerlo.
Seguimos trabajando en está dirección, si conoces más información sobre Responsabilidad Social en Ciencia y Tecnología te invitamos a dejarnos un comentario en esta entrada. Además puedes seguir nuestro trabajo en las redes sociales con el hashtag #mecenas. ¡Gracias!
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